Esta vez la historia es bastante diferente, no tiene nada que ver con la anterior lo único que guarda relación es el mundo de construcciones gigantescas que nos muestra ICO. Aquí los templos guardan un aspecto semejante, el vestuario del personaje es parecido al de ICO y la esencia es la misma, simplemente son dos historias diferentes de dos personas que viven en un mismo mundo.
En esta ocasión vemos a un jinete con su caballo atravesando un bosque precioso, los días pasan y el hombre continua su viaje hasta que cruza un puente y llega a un templo. Allí se para y desenvuelve la manta que tenía de equipaje en su caballo- llamado Agro.
Nos muestra a una mujer muerta y la deja en un altar del templo y entonces una voz suena.
Te explica que las tierras que hay más allá del templo están malditas, el caballero responde que quiere resucitarla y que hará todo lo que sea para conseguirlo.
El templo responde que para conseguirlo ha de matar a dieciseis colosos pero que el precio a pagar puede ser muy alto. Al caballero le da igual la advertencia y se lanza a la caza de los colosos.
Con esto ya tenemos el inicio del juego, sin esbirros ni enemigos intermedios, solamente los colosos a derrotar, nuestra espada, nuestro arco y Agro. Así de simple y así de genial.
Los colosos son variados y geniales, y sobre todo son inocentes cuyo único delito es el de ser gigantes. Ellos están ahí, en mitad de la naturaleza y eres tú el que va a cometer una injusticia de manera egoista para salvar a la doncella.
Cada uno es un puzzle en el que tendremos que observarles y pensar de qué manera podemos ir escalándoles hasta llegar a algún punto vital. Habeís leído bien 'escalándoles' porque como casi todo en este juego ellos son enormes. Algo así como eliminar a un dinosaurio con una espada.
Una vez que nos terminamos el juego nos podemos comer unas palomitas y disfrutar del final porque os puedo asegurar que es uno de los mejores finales de la historia de los videojuegos, un final lacrimógeno que entremezcla un montón de sensaciones y que te deja un buen sabor de boca, el sabor que te hace decir que ha sido un juego que no olvidarás.
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